Podrás proteger tu invento con una patente siempre y cuando cumpla con las tres características siguientes, que el invento:

  1. Sea nuevo en el mundo. A esta característica se le conoce como “novedad”.
  2. Ofrezca una solución única a una necesidad humana; es decir, resuelve un problema técnico que cualquier experto en la materia no podría solucionar fácilmente. Esta cualidad se denomina “actividad inventiva”.
  3. Se pueda explotar comercialmente en alguna rama de la actividad económica; esto es, que tenga “aplicación industrial”.